En la última docuserie de Netflix, “Bad Surgeon: el amor bajo el bisturí,” se revela una historia de horror que va más allá de lo imaginable.
La trama, que parece sacada de una película de los noventa, sigue la vida y los crímenes del cirujano Paolo Macchiarini, un individuo que dejó un rastro de destrucción a su paso, mezclando amor, mentiras y procedimientos médicos fraudulentos.
Macchiarini, apodado como un sociópata aparente y estafador convencido, perpetró una serie de procedimientos mortales utilizando células madre, implantando tráqueas de plástico en seres humanos antes de probarlas en animales. La serie destaca cómo este “carnicero atractivo” logró ocupar un lugar destacado en el campo de la medicina, planteando preguntas sobre la falta de supervisión y regulación en la profesión médica.
Uno de los aspectos más impactantes de la historia es la relación amorosa entre Macchiarini y Benita Alexander, exproductora de NBC News. Alexander comenzó a salir con el cirujano mientras filmaba un documental sobre su supuesto trabajo innovador. La serie expone cómo Macchiarini manipuló esta relación para encubrir sus acciones fraudulentas, utilizando a Alexander como una pieza clave en su red de mentiras.
La indignación se mezcla con la incredulidad al descubrir cómo funcionarios del Instituto Karolinska en Suecia, donde Macchiarini ocupaba cargos importantes, encubrieron sus actos cuando salieron a la luz.
